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Reportaje

Recordando a Peiró

MCFTV reúne a un granado número de protagonistas con dos nexos en común. La ya eterna figura del legendario Joaquín Peiró y el Málaga CF. Imperdible.

En orden cronológico, aparecen en el vídeo:

Sebastián Fernández Reyes ‘Basti’. Figura clave para que Peiró permaneciera en su cargo durante el curso 98/99 con su doblete goleador ante el Logroñés, en un triunfo fundamental con el técnico madrileño en entredicho tras una racha de derrotas. A partir de ahí, el Málaga fue como un tiro rumbo a Primera.

Francisco Martín Aguilar. El actual consejero de Protocolo y Relaciones Institucionales fue directivo malaguista en las etapas de Fernando Puche y Serafín Roldán como presidentes y Peiró en el banquillo, forjando una gran amistad con el Galgo del Metropolitano.

Rufete. Desde su llegada, en la división de plata, fue indiscutible para Peiró en el flanco derecho del centro del campo. Él y Agostinho, dos cuchillos en las bandas para surtir de balones a Edgar y Catanha.

Iznata. Siempre hubo el runrún de que Peiró no miraba mucho a la cantera, pero lo cierto es que para Raúl fue clave al hacerle debutar en Primera e, incluso, darle la titularidad en Vila-real en la ida de la mismísima final de la Copa Intertoto.

Valcarce. Vicente voló en el carril izquierdo de la defensa en el Málaga de Peiró, y eso que no lo tuvo fácil al principio por la polivalencia de Roteta. Su gol en el triunfo en el Camp Nou, con un Málaga novato en la élite que llegaba colista a Barcelona (99/00), inolvidable.

Juan Carlos Pérez Frías. Su particular ascenso como jefe de los Servicios Médicos del Club coincidió con la llegada de Peiró al banquillo blanquiazul. Siempre tuvieron una conexión especial por sus caracteres: tranquilos, afables y entrañables ambos.

Mikel Roteta. Símbolo que, a pesar de ser discutido inicialmente, se convirtió en indiscutible para el míster. Se podría decir, casi, que jugaban ‘Roteta y diez más’. Su cénit, levantar la Intertoto en La Rosaleda como capitán del barco de Peiró.

Juan Carlos Añón. Segundo entrenador, pero sobre todo amigo y confidente. El ‘alter ego’ de Joaquín, su mano derecha y el poli malo o bueno con los jugadores según el madrileño considerase.

Sandro. Nadie entendió el fútbol de fantasía de Sandrito mejor que Peiró. Solía utilizarle en las segundas partes de los partidos, ya rotos, para que la sublime calidad técnica del tinerfeño resolviera un partido igualado o mantuviera un marcador favorable.

José Luis Gilabert. Preparador físico de Peiró y, junto a Añón, hombre de absoluta confianza para llevar al equipo donde quería no solo en el aspecto físico, sino en el humano como grupo.

Juan Carlos Salcedo. Gran parte de sus primeros años como encargado de material, junto con su inseparable Miguel Zambrana, los vivió en la etapa de Peiró como entrenador. Similares en su sentido del humor, casi siempre socarrón y picante.

Marcelino Torrontegui. El veterano masajista asturiano se incorporó al Club justo en el regreso a Primera, hace dos décadas, y su conexión con Peiró fue instantánea. En común, el carisma y la enorme cantidad de amigos compartidos en el mundo del fútbol.