La increíble historia de amor de Manolo Mapelli

La Rosaleda dispone de una zona de movilidad reducida en la esquina de preferencia con fondo norte. Allí, varios Fieles Malaguistas acompañan a su equipo en una ubicación especialmente adaptada para ellos. Manolo Mapelli ocupa una de estas plazas desde el año 2012, cuando fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Se trata de una terrible enfermedad que afecta a las neuronas, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios.

La historia de Manolo es una de amor y fidelidad a sus colores de esas que inspiran. Su familia nos ha acogido en su casa, repleta de bufandas y globos blanquiazules, además de una tarta malaguista, para contarnos cómo vive Manolo su malaguismo. Su hermana Paz cuenta que, desde pequeño, con apenas cinco años, acompañaba a su hermano mayor José Luis a los partidos en Martiricos. Desde entonces, Manolo ha desarrollado un sentimiento malaguista tan profundo como hermoso. Según sus hermanos, “le da vida” y le anima “a seguir adelante”. Manolo, además de acompañar al equipo en sus partidos como local, ha querido acompañar al equipo lejos de la Costa del Sol. A pesar de la travesía que supuso, ¡los Mapelli estuvieron presentes en Oporto!

Manolito, su hijo de 11 años, además de heredar su nombre, vive el malaguismo con la misma intensidad que su padre y lo acompaña en las tardes de fútbol desde que tenía tres años. En enero de 2012 nació Manolito y en diciembre del mismo año diagnosticaron a su padre. A pesar de ello, la enfermedad no ha sido un impedimento para que ese sentimiento haya pasado de generación en generación.

Hace algo más de diez años Manolo fue diagnosticado con ELA. Esta dura noticia condicionó gran parte de su vida, pero nunca le impidió seguir disfrutando de su pasión por el Málaga CF. Hoy, pese a la odisea que le supone acudir al estadio, sigue acompañando a su equipo siempre que puede. La familia Mapelli prepara la furgoneta, se coordina con la policía, la seguridad de La Rosaleda y los voluntarios de la Fundación MCF y acuden con ilusión para disfrutar del fútbol en familia.

Debido a su enfermedad, su comunicación se reduce a un leve movimiento de ojo que interpreta Antonio Moreno, su cuidador. Al ser preguntado por si va a continuar acompañando al equipo en La Rosaleda y por si cree que el equipo saldrá adelante de esta situación su respuesta fue clara. Sí, por supuesto.

Pese a las dificultades, mantiene las ganas de visitar el estadio y animar a su equipo. Manolo, con su simple presencia en La Rosaleda, es toda una verdadera inspiración para el club.

Gracias, Manolo, por siempre abrigar a tu equipo. Gracias por tu Memoria, tu Compromiso y tu Fe. Gracias por tu Amor a lo Propio.