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VIENTO Y MAREA (III): AMOR

El padre de Ismael dijo siempre que el día que se jubilase se compraría una burra. Así fue como Baldomera llegó a la vida de Ismael, instalándose a vivir en el pequeño municipio malagueño de El Borge.

“Baldo”, como Ismael llama a la burra afectuosamente, se hizo fácilmente un hueco en esta familia. Durante el confinamiento Ismael no pudo visitarla, pero “veía muchos vídeos de ella, la he echado mucho de menos”. Nos cuenta que fue su hermano quien ha cuidado de Baldomera en estos momentos. “Él ha pasado el confinamiento en El Borge, así que Baldomera ha estado bien atendida”. Ismael tenía claro que él tenía muchas ganas de ver a Baldomera, pero no supo realmente que Baldo también, hasta el día en el que volvieron a verse. “Mucha gente no entiende este amor, pero es un sentimiento que va más allá”.

En el vídeo de su reencuentro, que se hizo viral, Baldomera e Ismael lloran de la alegría. Por fin volvían a estar juntos.

Si algo nos ha enseñado el confinamiento es que el cariño son las velas de un barco que, empujado por el viento de los recuerdos, es capaz de atravesar los mares de la distancia y el tiempo para llegar intactos a buen puerto.

Ismael y Baldomera han sido un claro ejemplo de la emoción con la que se han vivido muchos reencuentros en el mundo entero con el fin del estado de alarma; y, para colmo, descubrimos que Baldomera es malaguista.

Esperamos que todos los malaguistas vivamos como ella nuestro deseado encuentro el día en que nuestra afición pueda volver a casa. Porque vosotros, al igual que Ismael dice en este vídeo de Baldo, formáis parte del Málaga, sois nuestra familia.

Necesitamos vuestra fuerza en nuestro templo, La Rosaleda. El motor de este barco sois vosotros.  Y es que hay sentimientos que, aunque no podamos entender o no creamos que puedan existir, traspasan las barreras del entendimiento. Porque vosotros sois Viento y Marea.