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Reportaje

Pasión malaguista y sangre blanquiazul

Pablo Guede vive su particular historia de amor junto a los colores blanquiazules. Hace unas semanas que lo hace desde el banquillo malaguista, pero su pasión siempre ha compartido el ADN del Málaga CF. Su destino era volver a La Rosaleda…

El 2 de abril de 2022, Pablo Adrián Guede Barrirero volvió a casa. Ese día firmó su vinculación oficial con el Málaga Club de Fútbol. Tomaba las riendas como entrenador malaguista después de que en 1999 dejase el Club como jugador. Dos temporadas y dos ascensos. De 2ª División ‘B’ a Primera División. Su sangre ya siempre sería blanquiazul y su destino era volver a reunirse con La Rosaleda.

Los que le conocen desde hace muchos años coinciden en sus calificativos. “Líder”, “ganador”, “pasional” y muchas más palabras que definen su esencia como persona, como jugador y como entrenador. Basti compartió delantera con él y confiesa que “es o blanco o negro, Pablo Guede no tiene grises”. “Si te tiene que decir algo, te lo dice a la cara. Tanto en el fútbol como en la amistad”, comenta el exjugador malaguista. Otro de sus compañeros, capitán de ese equipo, y su actual mano derecha, lo define como “pasional”. “Con las cosas bien pensadas y trabajadas, pero la forma en la que lo transmite es muy pasional”, apuntaba Bravo.

Su personalidad es tan reconocible que los que lo conocen desde hace pocas semanas también coinciden. “Como entrenador, sólo tienes que conocerlo, Pablo es transparente. Tal como lo ves es, como entrenador y como persona. Toda esa energía que tiene, la transmite desde el primer hasta el último minuto del entrenamiento. Al final, los entrenadores trasladan cómo son como personas. No puedes esconder lo que eres, tú transmites tu esencia. Él lo hace minuto a minuto, en cada entrenamiento, en cada partido, en cada charla… Transmite en cada momento ese gen competitivo y guerrero que lleva dentro”, nos contaba Enrique Ruiz, preparador físico del Málaga CF.

Manolo Gaspar fue el artífice de su contratación y destaca que es “un tío muy intenso, que se exige a él mismo y al resto el máximo por el bien del grupo”. En ese trabajo diario se escuda Pablo para defender su filosofía. “Lo poquito que hice, me costó muchísimo. Con el trabajo, se logra. Son cosas que me inculcó mi padre y trato de llevarlas a cabo todos los días”, afirma el técnico malaguista.

Ese trabajo y esa intensidad le han llevado a tener una actitud de ganador. Esa manera de ser se ha forjado a lo largo de su vida. Desde que nació en 1974 en Buenos Aires, pasando por sus vivencias personales y profesionales, hasta su paso por diferentes banquillos en el panorama futbolístico internacional. Aun así, después de tantos partidos, tantos kilómetros y tantas vivencias, el momento más importante de su vida deportiva fue en Málaga el 28 de junio de 1998.

El Málaga CF afrontaba la vuelta de la final de la liguilla de ascenso de 2ª División ‘B’ con mucha desventaja. En la ida, el Terrassa FC se impuso por 3-0 al conjunto blanquiazul. Aun así, por muy difícil que pareciera, tocaba intentar remontar en La Rosaleda. Miguel Zambrana, mítico utillero del Club, rememora la respuesta de Pablo ante ese “amargo resultado”. “Guede me vio tan apesadumbrado al final del partido que se acercó a mí y me dijo: “Miguel, ¡esto lo sacamos nosotros para adelante! En La Rosaleda, con nuestra afición, con nuestra gente, ya verás…”. Y al final, lo cumplió”, confesaba Miguel en la intimidad de La Rosaleda.

La brevedad de la respuesta no desmerece la hazaña de aquel equipo. Ese “lo cumplió” tiene mucho más detrás. Como nos decía Josemi: “Tiene ese don”. Bravo, capitán de aquel equipo, y segundo entrenador del Málaga CF, nos cuenta cómo lo vivió: “Pablo era un líder a la hora de transmitir esa pasión de querer ir a por todas y jugar de forma intensa”. “Él tenía mucha fe, iba siempre por delante de todos nosotros”, expresa Basti.

Pablo lo vivió como todo en su vida, con intensidad y dedicación. “Fue el día más importante de mi carrera”, afirmaba. “Logramos algo que era muy difícil de una forma extraordinaria y merecida, habíamos hecho un gran torneo para culminarlo con el ascenso”, argumentó el técnico argentino.

Ese gen es contagioso. Todo el mundo lo adopta si está a su lado y forma parte de la idiosincrasia del malaguismo. Enrique Ruiz, que estaba en la grada de La Rosaleda en el famoso partido contra el Terrassa FC, cree que su manera de trabajar y vivir, “desde que se dio su fichaje, se traslada a la grada y a la afición”. “Se ve en el día a día y en cómo está la gente con él”, argumenta el preparador malaguista.

Esta conexión no sería posible si no fuera el destino de ambos. La sinergia del Málaga CF y de Pablo Guede es indudable. Miguel Zambrana lo tiene claro: “Pablo está en su casa. En la casa que quería”. Y no es el único que lo piensa. Bravo está seguro de que “no hay un solo malaguista que no crea que Pablo entra en esa filosofía de malaguismo”.

Pablo ya está en su casa. Después de más de 20 años, vuelve a disfrutar de La Rosaleda. Esta vez en el banquillo, pero igual que antes. Con compromiso, ilusión y amor por los colores blanquiazules. ”Quizás no se ha sido justo con él en cuanto a los tiempos o a la situación. En esta ocasión, se ha dado todo y es el momento perfecto por su forma de verlo y las ganas que él tenía”, comentaba Manolo sobre su reciente llegada a la Costa del Sol. Pablo también cree que es el momento perfecto. “Me agarra en el momento justo de juventud y de madurez profesional, para poder dar todo lo que tengo”, argumentaba Guede.

Su llegada es más que un bonito reencuentro. Pablo soñaba con poder entrenar al Málaga CF algún día. Ese día llegó y se está asegurando de que el malaguismo recuerde su historia. En ocasiones, tan amarga y, por momentos, tan dulce. Manolo tiene claro qué está haciendo Guede en sus primeras semanas: “Pablo está dando Memoria, Compromiso y Fe. Está reuniendo a gente del pasado, los está haciendo partícipes en todo momento y está intentando tirar de raíces para que la gente, los jugadores y nosotros mismos rememos en una misma dirección. Eso es Memoria. El Compromiso lo demuestra en el día a día porque prácticamente duerme aquí. Y la Fe porque es el primero que cree que se puede sacar esto adelante”.

El malaguismo no tiene fronteras y Pablo es un claro ejemplo de ello. Alguien que sabe lo que significa llevar puestos los colores blanquiazules. Alguien que conoce y disfruta esa gran responsabilidad. “Si te pones a ver la historia, son huevos y corazón. Estar en los peores momentos y cuando te tocan los buenos, que no son muchos, hay que disfrutarlos. El malaguismo siempre está luchando, apoyando y yendo. Y dale y dale y dale. Eso es el Málaga, no lo podemos perder. Es el momento para decir: “Acá estamos nosotros”, expresaba emocionado.

Los malaguistas, después de tantos años, saben que partidos como el del sábado no sólo se juegan en el césped. La Rosaleda ha decantado la balanza en numerosas ocasiones. Y el Málaga CF necesita que siga esa sintonía. Basti se ha mostrado conocedor de la importancia de la próxima cita: “Esta semana tenemos un partido bonito de jugar. Hay que estar con el equipo. La afición va a estar con el equipo. El equipo tiene que darlo todo. Ya no hay titulares ni suplentes, ahora hay que hacer piña. El que ponga el míster, a salir cinco o noventa minutos, que lo dé todo por el Club. Estamos en una situación complicada, pero vamos a ganarle al Oviedo y vamos a respirar un poquito”.

“La Rosaleda aprieta. Aprieta mucho. Cuando el equipo acompaña, sabes que la afición lo lleva en volandas. Málaga es distinta”, comentaba el experimentado Miguel Zambrana. Por otro lado, Josemi es consciente de que no hay que remontarse a tiempos muy lejanos. El delegado se ceñía a la presente temporada: “Jugando en nuestra casa y con nuestra gente, lo hemos demostrado en la primera vuelta, hemos sido un equipo ganador. Es lo que está intentando Pablo que seamos. Esa unión entre afición y jugadores que se vea en el campo. Que seamos más fuertes y más dinámicos. Que se note en el partido el plus que te da la gente”.

A pesar de los resultados, el equipo está adaptándose a la idea de Pablo. Compitiendo y luchando contra todos durante los 90 minutos. Bravo cree que ese es el camino que tienen que seguir. “Se necesita un poco ese espíritu, esa forma de ir a por el partido sabiendo que lo vas a dar todo. Ese aliento por parte de nuestro público, sabiendo que necesitamos de ellos firmemente para conseguir el objetivo. En su momento fue el ascenso y ahora el objetivo es diferente, pero se tiene que vivir con la misma intensidad y con la misma pasión. Eso nos va a hacer fuerte, pero lo principal es que nosotros le demos ese aliento a nuestro público”, argumentaba ‘el capi’.

Manolo sabe que la maquinaria del Málaga CF es especial. Todos sus elementos se necesitan entre sí y, cuando salta la chispa, el motor malaguista ruge. “Nosotros vamos a dejarlo todo, para darles a ellos lo que necesitan. Una afición necesita gasolina para que arranque el motor”, afirmaba el directivo blanquiazul.

Todos los malaguistas conforman esta gran maquinaria, esta Familia Malaguista. La Rosaleda será la gasolina, el aliento, la voz, las piernas y el alma del Málaga CF. Es momento de tirar de genio. Juntos. “Es un momento para el malaguismo. Para que todos, desde nuestra posición, pongamos el hombro y sumemos nuestro granito de arena para poder cumplir el objetivo que tenemos ahora, que es la salvación. Vamos a necesitar de todos”, comentaba Pablo.

“El malaguismo unido es muy fuerte. Yo lo viví, lo sentí y lo experimenté. Cuando Málaga entera va a por algo, es muy difícil que se le escape”, sentenciaba el míster. El Málaga CF tiene claro lo que quiere vivir, sentir y experimentar. La Rosaleda se teñirá de blanquiazul el sábado para volver a vivir un día muy especial. ¡Es el momento del malaguismo!