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Papá, gracias por hacerme Malaguista

Hoy, 19 de marzo, le rendimos homenaje a todos los padres blanquiazules que nos enseñaron a amar nuestros colores.

¿Recuerdas tu primer partido en La Rosaleda? Todos guardamos en la memoria con mucho cariño esa vivencia. Algunos visitaron el templo por primera vez con sus amigos, pareja, compañeros de clase, o, en muchos casos, de la mano de su padre.

Es una de las escenas más repetidas en nuestra grada. Un pequeño o pequeña malaguista sube las escaleras que preceden a la grada de la mano de su padre. Justo al llegar a la cima, cuando ve por primera vez el efervescente estadio que se prepara para el espectáculo, un gesto de asombro se le dibuja en el rostro. El bullicioso murmullo que cosquillea el estómago del principiante se convierte en aplausos cuando salen los de blanquiazul a calentar. En ese momento, justo ahí, cambiará su vida por completo. Ya es malaguista.

La emoción al escuchar el himno por primera vez, el enfado con alguna decisión arbitral y la euforia de un gol, le unen al resto de los aficionados en una camaradería que durará toda la vida.

Hoy, ese ritual tan bonito, no tiene lugar en nuestro querido estadio. La Covid-19 ha cerrado las puertas de La Rosaleda y ha dejado huérfana a la grada de forma temporal. Este viernes, 19 de marzo, queremos hacerle un homenaje a ese padre que deja en herencia a sus hijos el amor por sus colores.

Gracias, papá.