Una nueva hornada de nombres míticos de la etapa de Joaquín Peiró, en el banquillo malaguista, recuerdan para MCFTV la inmortal figura del entrenador más longevo de la historia del Club.
Francis Bravo. El símbolo -junto a Basti- del famoso ‘De Adra a Atenas’ fue empleado por el míster no solo de central, también de lateral derecho en línea de cuatro o como central diestro con tres zagueros y dos carrileros. El gol de falta del ‘capi’ ante el Albacete el día del ascenso a Primera, en La Rosaleda, épico.
Marcelo Romero. No lo tenía nada fácil el ‘Gato’ cuando llegó para ocupar el vacío dejado por su compatriota Gonzalo de los Santos. Pero Peiró, especialista en reinventarse cuando tenía bajas importantes, le dio su sitio en la medular aprovechando su capacidad de lucha y brega. ¿Alguien no recuerda su mítico marcaje a Zidane?
‘Koke’ Contreras. Posiblemente, junto a Willy Caballero, el mejor guardameta de la era MCF por rendimiento, continuidad e incidencia. A pesar de coincidir en el tiempo con un Arnau que venía del FC Barcelona, Peiró nunca lo dudó. Su portero era Koke. Su alto nivel le llevó, incluso, a estar con España en la Copa del Mundo de Corea y Japón 2002.
Larrainzar. Txomin era uno de los muchos que formaban la base del equipo que subió de Segunda B a Segunda en la campaña 97/98. Y una temporada después, a Primera. Y durante esos años mágicos siempre contó con la confianza de Peiró por su regularidad y consistencia.
Gerardo. Como el ‘Gato’ Romero, Miguel Ángel, Musampa, Leko y compañía, vivió una etapa brillante que, a priori, no era sencilla. Heredar la corona de otros muchos que dejaron huella. Su polivalencia hizo que Peiró tirara de él siempre como un comodín, en la media y por la banda derecha en defensa o de volante.
Javier Souvirón. Emblemático ATS y masajista del equipo a finales del siglo pasado que formaba parte del círculo cerrado de confianza de Joaquín Peiró. Su amistad, inquebrantable.
Dorado. Llegó a Málaga en la maravillosa temporada 1998/99 y con una gran competencia en la defensa. Su compatriota Brahim o emblemas del calibre de Roteta, Bravo o Larrainzar luchaban por dos o tres puestos cada partido, pero la buena gestión de Peiró le permitió ser también partícipe y aportar su cuota al equipo.