Las previsiones daban lluvia para el partido pero menos agua hubo de todo en un encuentro con lesiones, seis goles, el debut de Ochoa en LaLiga, el décimo tanto de Charles, un expulsado y un gol al final en propia puerta.
El Málaga comenzaba el partido vestido de blanco inmaculado en una curiosa estampa con la tercera camiseta, pantalón y calcetas del mismo color. Un partido con dos equipos igualados en la tabla que también vivieron un primer tiempo muy igualado. Golpeó primero el Málaga tras un buen córner botado por Recio en el 28’ y un remate en boca de gol de Charles, que sumaba su décimo tanto de la temporada.
Luego la tuvo el Depor en el 33’, que avisaba en un mano a mano que salvó en primera instancia Kameni y, posteriormente, Weligton en la raya de la portería. La jugada tuvo su coste, puesto que Kameni sufrió unas molestias que unos minutos después le llevaron a ser sustituido por Memo Ochoa, que debutaba de esta forma como jugador del Málaga CF en LaLiga.
La primera mitad llegaba a su final pero Celso Borges aprovechó un balón en el área para remachar al recién incorporado guardameta, que nada pudo hacer para evitar el empate de los locales.
Así se llegó al descanso con una oportunidad inmejorable de Chory que disparaba alto llegando en el segundo palo. Y ése fue el último servicio del uruguayo a su equipo ya que en el medio tiempo se tuvo que quedar en la caseta por una sobrecarga y dejar su sitio a Horta.
La segunda mitad siguió sin un claro dominador hasta que Camacho se elevó sobre todos en el área del Deportivo y marcó un gol de cabeza en el 62’, que dedicó a su pequeño nacido hace unos días.
Un tanto que ponía por delante a los malaguistas de nuevo, aunque la alegría duró poco porque en el 68’ Fede Cartabia se internó en el área en solitario e igualó el partido a dos con un chut de nuevo imparable para Ochoa.
El partido se volvió loco y ahora fueron los gallegos los que se pusieron 3-2 con un gol de Lucas Vázquez. El encuentro parecía sentenciado y en el último suspiro Recio colgó una falta al área que Arribas empujó sin querer al fondo de su propia portería. 3-3 y un final de locura para un partido con lluvia… de goles.
