El conjunto malaguista cayó derrotado ante el Sevilla FC en un duelo en el que los jugadores de Javi Gracia merecieron mucho más.
Ya se sabe que la justicia en el fútbol es relativa, pero si hubiera que decir una palabra para resumir el resultado del Málaga en el Sánchez Pizjuán es: injusto.
La primera parte de los malaguistas ante el Sevilla fue de manual, desactivando a los locales y teniendo las mejores ocasiones para adelantarse en el marcador.
En el minuto 11 Camacho, Charles y Cop tejieron la primera oportunidad que finalizó con un disparo lejano de Amrabat. El goteo de acercamientos en las botas de los blanquiazules Recio, Weligton o Rosales no hacía presagiar ni por asomo el desenlace del primer tiempo.
El fútbol no entiende de merecimientos y en dos minutos se puso todo del revés para los malaguistas. El sevillista Gameiro marcó un gol en el 39’ y otro en el 41’, tras una clara falta a Boka en el inicio de la jugada, y cualquiera que no hubiera visto el primer tiempo no se creería que el Málaga había sido muy superior.
Los jugadores blanquiazules no le perdieron la cara al partido e hicieron una muy digna segunda parte en busca de acortar distancias. El Málaga merecía mejor suerte y quién si no, el goleador Charles pondría emoción al final del encuentro. Falta lateral que cabeceaba Weligton para que su compatriota brasileño marcara su octavo gol en LaLiga.
Tras el tanto, el cuadro malaguista cercó al rival en su propio campo, a lo que respondió el Sevilla FC endureciendo su juego. Tanto fue así, que Iborra fue expulsado en el 82’ por doble amarilla tras una dura entrada sobre Camacho.
El equipo de Gracia se volcó en el ataque en los compases finales del encuentro, y pese a que en el minuto 90 Boka fue expulsado y se igualaron los efectivos en el terreno de juego, el Málaga dispuso de una buena ocasión final, aunque no pudo superar por segunda vez a la defensa local.